Anoche volví a leer las cartas
que me escribiste desde muy lejos,
trabajo, sensaciones y vivencias
que guardo como un tesoro,
poemas que ocultan en su interior
los versos más bellos.
Hoy me has dicho otra vez que me quieres.
¡Cómo suenan en tus labios esas palabras!
La música es apenas perceptible,
solo escucho tu voz que sabe a despedida.
Cuando te ibas, he susurrado tu nombre
deseando que te quedaras conmigo.
Otra vez he llorado en silencio
esperando que un día, no te marches.
María Arteaga
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