Pasan los días, los años, el tiempo...
La mirada pierde ese punto de luz
que emborracha a quien mira,
pero curiosamente, gana en dulzura.
La piel se cubre de marrones
y rayas que desdibujan su cara,
opaca a veces su risa, marchita...
De sus ojos salen estrellas
cuando les ve llegar junto a su madre,
hija que hizo de ella una abuela feliz
a pesar de tantas y tantas cosas.
Qué delicia cuando de su boca
salen esas palabras mágicas...
¡Abuela María!
María Arteaga
***
5 comentarios:
A mis nietos. Raquel e Isidro, ellos que son tanto para mi.
Enhorabuena, María.
Dos tesoros para guardar y sentirte feliz. Preciosos.
Besos para los tres, mi niña.
Los abuelos sois un tesoro, yo quiero a los míos tantísimo. Es tan bonito leer algo así. Saludos.
Que grandes estan, son preciosos.
que orgullosa la abuela.
Besos.
Qué niños tan lindos, qué poema tan bello, que foto tan tierna.
Gracias por compartir
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