Ya no soy aquella chica de mirada esquiva
y cabello recogido en la nuca,
ni camino correteando por los montes
al encuentro de espárragos y frutas.
Ha pasado el tiempo como el rayo traidor,
forzando las alas de colores alegres
buscando un lugar donde refugiarme.
Yo, mariposa humana, indecisa a veces,
valiente cada madrugada,
amante al olor de romero y rosas,
tierra de mi pueblo, escarchada...
María Arteaga
***
4 comentarios:
¡Qué preciosidad!
Mujer y poema. No eres la misma, pero sí igual de bonita.
Un besito.
El paso del tiempo solo ha obrado a tu favor, María. No mires hacia tras con pena.
Ahora eres una mujer maravillosa y una escritora genial.
Me encanta este poema, como todos.
Feliz fin de semana, mi niña.
Que bonito ylindo escribes.
U beso con una sonrrisa.
Preciosa. Maravillosos versos.
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