Recuerdo el último otoño paseando entre las hojas
que alfombraban el parque.
Te vi llegar desde lejos entre la gente,
tú sonreías dichoso acercándote a mi.
Mis ojos se iluminaron como las farolas
que sin querer, fueron testigo de nuestra felicidad.
Y no fue necesario nada más,
ni siquiera una palabra salió de nuestros labios,
las manos dijeron todo lo que sentíamos
y el silencio se rompió con otro beso a media tarde.
María Arteaga
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5 comentarios:
Como siempre, es un regalo leer tus versos, murcianica.
Un beso.
Hermosos recuerdos.
Eres muy afortunada de poder escribir cosas tan bellas.
Un beso, mi niña.
Un paseo por el parque alfombrado de hojas,
un café a media tarde, tu voz.
Gracias, preciosa.
la magia de tus letras.
me encantan
"no fue necesario hablar, ni siquiera una palabra
salió de nuestros labios,
las manos dijeron todo lo que sentíamos,
y el silencio se rompió con otro beso a media tarde".
Precioso, María.
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