Arena gris salpicada de pizarra y plantas doradas,
sol de verano al calor primaveral,
velas bailarinas entre olas de jazmín rizado
con sabor a sal, música de gaviotas, risas...
Atrás quedo la mañana y el día se adornó con sombrero.
Despertó la tarde de su siesta, coqueta,
con ojos pintados de celeste y labios de clavel
susurrando cerca de la noche un deseo de dos:
levantarse sin prisa de domingo cerca del mar.
María Arteaga
***
6 comentarios:
Un sombrero muy bonito, si señora.
Verso tras verso, poesía.
Me gusta mucho. Feliz día, mi niña.
Muy bonita imagen, María e igual el verso
Besos
Amelia
Siempre es un placer, señora.
Precioso.
Bonitos versos chapo.
Besos.
Bonito domingo con este paseo de versos.
Gracias
Publicar un comentario