Te gustaba tu casa del pueblo
con la higuera repleta de higos
que tu padre cogía al alba
para el desayuno de verano.
Y revoloteaste entre las flores
como las mariposas en invierno,
buscando el abrigo del silencio
y la paz de tu alma.
Fuiste feliz entre nosotros,
familia, amigos y compañeros,
volviste a disfrutar del olor a azahar
de tu tierra murciana.
Y hoy, regresas involuntariamente,
forzada a decirnos adiós sin lágrimas,
mientras nosotros lloramos en silencio,
a veces, con la voz desgarrada.
Serás la risa de ayer junto al mar
y la voz desde el frío de Bélgica.
Eres, amiga, llanto de hoy...
Y para siempre, recuerdos y pena.
A Margarita Monteagudo Aguilar
In Memoriam
María Arteaga
***
13 comentarios:
¡Mira que lo haces bonito! Cada poema que clavas en este pasillo, es un soplo alegre, un beso suave, un suspiro delicado. Aunque este suena a campanada triste, no deja de ser un regalo para los que te queremos.
Tu que sabes cómo hacerlo, mándale un beso de mi parte a nuestra pequeña pececilla.
Como decía ella... Glub!
Holaaaaa, profe.
Siempre me emociona tu opinión de lo que es parte de tus enseñanzas, pero en esta ocasión mucho más.
Llevo dos semanas que mi alma es un laberinto de contradicciones, y tus palabras son como un calmante para mí.
Muchas gracias siempre y especialmente hoy.
Cuantos momentos tristes nos deja la vida. Cuanto sobre lo que escribir cuando el alma se nos desgarra.
Un beso
Gracias por tus palabras, Begoña.
Besos y feliz vida.
¡Que bonito y que triste!
Besos
Con tus palabras nos haces creer que la vida es bella, incluso cuando ya no estemos. Gracias, María.
Un beso, niña.
Precioso. Un beso
Es precioso, María. Gracias por compartirlo...
Lindo señora. Agradecido por leer sus poemas. Saludos
Muchas gracias a todos.
Merche, qué pena...
Besos
Cuanto me acuerdo de ella :(
Cuanto me acuerdo de ella :(
No eres el único, Juan Antonio
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