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Mis padres. Patrocinio y Manuel |
¡Cómo te echo de menos, padre!
En la cocina no arde la leña,
solo la llama de una vela alumbra el lugar
dibujando en la pared formas extrañas.
Te imagino sentado en tu sillón
cerca de las brasas, atizando la lumbre,
llamando a mamá: ¡Patro...!,
controlando hasta los sonidos del alba.
Otra vez hoy, treinta y uno de octubre,
tres años ya que no vi apagarse tus ojos.
Tan ciega estaba de no querer ver
que te despedías de mí sin palabras.
Sin hacer ruido soltaste tus manos
dejando las mías frías y huérfanas,
inertes, gritando en silencio,
llorando con una sola lágrima,
pero tan pesada
que no cabía en mi tanto dolor
como en esta noche triste y solitaria.
¿Nos ves desde ahí?..., ¿nos sientes?
La familia ha crecido, pero no temas
que ellos sabrán del abuelo Manuel.
Escribiré cuentos, poemas que hablen de ti...
ya sabes padre que soy tu hija "la poeta".
Tú así me nombrabas...¿recuerdas?.
María Nicolás Arteaga
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