Cruzo la calle y te quedas ahí,
imagino que observas como me alejo.
Yo no quiero mirar atrás,
hago caso a mi corazón acongojado.
Hace un rato que estabas junto a mí
y tus ojos reían emocionados,
ahora pienso como y donde estás
suspirando porque regreses a mi lado.
Llegará el día que no te marches...
que compartamos nuestro tiempo,
de forma alegre, sosegada...
y nos besemos cuando queramos.
María Arteaga
***