sábado, 28 de mayo de 2011

Último regalo para Ezequiel


Imagenes de Juán Heredia y Antonio Lois




El jueves 26 de mayo, a esa hora que me gusta pasear en buena compañía,  o en soledad, cuando la tarde dice adiós y llega despacito el ocaso al encuentro de la noche...Justo a esa hora, nos reunimos un grupo de amigos y amigos de amigos,  para rendir un merecido homenaje al amigo perdido, que no olvidado.

Antonio Lois inició el acto con un baile de palabras perfectamente colocadas en su lugar, como todo lo que había en el Salón de Actos del Casino de Cartagena, (Murcia). Nos contó mucho  de Ezequiel deleitándonos con anécdotas de la vida de un hombre bueno y genial, de un escritor único y humilde que disfrutaba de todo lo hermoso, de la belleza y pasar desapercibido.  Juán de Dios García   habló de sus autores preferidos, Ignacio Borgoñós hizo un repaso de su obra literaria, Soledad Espá leyó un escrito de su hermana un poco más tímida que ella, aunque después la autora "De una mujer" me confesó que quizás ella  lo hubiese leído.
Merche Díaz leyó abrazando el micrófono un precioso poema, "El desorden del día o la historia de un hombre cansado".
Francisco Marín hizo comentarios sobre la manera de ser y de algunos colegas  del homenajeado. Joaquín Piqueras leyó un árticulo. "Ahora si que el mar no nos dice nada". El cierre del acto lo hizo la hermana de Ezequiel, Paquita Pérez Plasencia, que vino desde Tanger para acompañarnos en una tarde memorable. Antes de escuchar la voz quebrada y ver los ojos cristalinos de Paquita, yo leí un poema que después transcribiré,  intenté hacer un retrato con la imaginación y el alma de algún día en la vida de nuestro amigo.

Hay más personas que pusieron su corazón  para que todo saliera bonito, pero una pieza fundamental del puzzle fue Emanuel Menta, el pianista que nos maravilló con su música en directo. Dos de los temas musicales los  compuso especialmente para el acto del jueves en Cartagena. "Trazo fino" y "Maybe a blues?", preciosos.

Antonio Lois agradeció nuestra asistencia y dio lectura a la presentación y bases del "I Concurso de Cuentos Ezequiel Pérez Plasencia".

Yo doy las gracias a todos por su cariño y aplausos,  especialmente a Antonio, por confiar en mi poesía y regalarme  la seguridad necesaria para que no temblara mi voz.



ÚLTIMO AVATAR DE ABEL CAINUS
María Arteaga


¿Has encontrado alguna librería ahí?
Te imagino caminando despacio, pensando,
abrazando un libro y con cientos de preguntas.
Te atreves  en las tertulias a plantar cara.
Defiendes ideales y reafirmas tu opinión seguro de ti.
Enérgico con la pluma que no con la voz,
exquisita memoria tras los dibujos de tu alta frente,
que con la  cabeza alzada viviste consciente,
buscando la paz de corazón frente a pensamientos
en compañía de un corto café.
"El amor no tiene cura, pero es la única medicina que cura todos los males".
Lees el pequeño papel con restos de azúcar
y lo dejas en el plato arrugando la cita de Cohen.
La echas de menos, porque ella comprendía y escuchaba.
Anhelas encontrar su mirada y tímida sonrisa, ella...
Recuerdas cuando cruzabas la plaza hasta llegar al puerto
y mirabas al horizonte...
Evocabas tu ciudad rodeada de mar azul y puntillas blancas
y volvías sobre tus pasos al encuentro del amigo de la tarde.
Caminabas pensando en la suerte de haberla conocido
y sonreías al ver las margaritas moradas.
Llegabas a tu destino.
Intercambio de palabras en deambular de contradicciones,
que para eso eras libre, eras tú.
Ezequiel, único, genial, escritor, amigo...
las voces bailaban altas, seguras, afirmando, diferentes
y tú observabas mientras esperabas turno de réplica
que para todos tiene que haber tiempo y oportunidad,
aunque el calendario haya quemado tu última hoja en la Mandarache,
en el Escarabajo palabrero, en el Nova...Se nota tu vacío.
Pero tus últimas palabras quedarán para siempre en tus libros.


María Arteaga

***

20 comentarios:

Antonio dijo...

Preciosa entrada, María. Tus palabras, como siempre, acertadísimas y cosidas con esmero. Te agradezco tu presencia, tu estupendo poema, y el cariño con que tratas cualquier cosa que tocas.

Un abrazo,

Antonio,

María dijo...

Muchas gracias, Antonio.

No hay mayor alegría en una mañana de sábado plano, que alguien diga sobre ti algo bonito. Especialmente, si es la persona que cada jueves intenta que aprendas algo nuevo y escribas un poco mejor.
Gracias por todo.

Otro abrazo, profe.

María.

una pez payaso dijo...

¡Hola amiga!. Preciosa entrada y precioso poema. (Seguro que en tu voz, aún lo es mucho más)

un beso

glup!

María dijo...

¡Hola preciosa!

Muchas gracias por tu visita a este lugar, te he llamado a casa para escuchar tu voz amiga, pero no has contestado.
Estarás correteando...¡Como te envidio!

Muchos besos de azahar.

julia rubiera dijo...

esta asturiana amiga y admiradora te da infinitas gracias por concedernos el privilegio de conocer a esta grandisima persona y su valía, y te da infinitas gracias por las bellisimas y sensibles letras que nos regalas haciendo deleitarse nuestra alma con ellas, un besin muy muy grande dulce y sensible Poeta.

María dijo...

Muchas gracias amiga asturiana.

En para mí un honor compartir con mis amigos mis emociones y todo lo que pueda hacer sentir belleza y alegría en nuestra vida.
Un beso desde Murcia cargado de gratitud.

María

El Sol dijo...

Hola preciosa.

Me siento tan feliz como tiene que estarlo Ezequiel y Antonio.
Eres un cielo de persona, un lujo de mujer y un genio de poetisa.
Preciosas palabras y maravilloso poema. Cartagena es más importante desde el jueves, no tengas duda.

Un beso muy sincero, niña.

El Sol

María dijo...

Sol.

Gracias por estar ahí, aún si saber quien eres, muchas gracias por tus amables palabras.
Cartagena ya era muy importante, lo es.
Es una ciudad maravillosa con vistas al mar.
Un beso especial.

María

Amelia dijo...

Muy bonito poema, María es hermoso recordar a los amigos que se van, pero no de tu recuerdo. Un beso

María dijo...

Hola Amelia.

Ya me conoces y sabes, que jamás olvido a mis amigos y a nadie que haya pasado cerca de mi vida.

Gracias por tu comentario y un besico.

Sergio G.Ros dijo...

Siento no haber podido estar, querida amiga. Pero el curro me tiene totalmente contra las cuerdas. Un besote.

Jose Manuel Iglesias Riveiro dijo...

Preciosa entrada, una autentica delicia el poder leerte, así como tu poesía.
hace poco he estado en Cartagena, una ciudad muy hermosa y muy acogedora.
Un beso.

María dijo...

¡Hola amigo!
Noté tu ausencia, pero supuse que razones mayores te habían alejado de nuestro lado en tan hermosa ocasión.
Las obligaciones, a veces nos ahogan.
Tres besos, Sergio.


Hola José Manuel.
Gracias por tu amabilidad conmigo, por tu opinión de mis letras, tu visita a Cartagena y a este rincón tan mío.

Besos.

María

Jesús dijo...

Fue un acto estupendo, genial, maravillosamente orquestado por la diestra batuta de Antonio Lois, que ejerció de maestro de ceremonias. Todos los participantes al evento recordando a Ezequiel estuvieron fantasticos en sus exposiciones, pero me quedo con la de mis dos buenas amigas María Arteaga y Merche Díaz, junto a Soledad Espá que llegó a emocionarme. Y dejo para el final a Emanuel Menta, un aunténtico placer para los sentidos poder escuharle tocando el piano en directo. Un día inolvidable. Besos.

María dijo...

Hola Jesús.

Muchas gracias por este comentario, es una parte de ti.
Eres sensible y bueno, por eso ves todo tan bonito.
Pero me quedo con cada una de tus palabras, todo salió perfecto. Gracias a Dios que mi voz no me jugó una de las suyas y dejó que leyera mi poema tranquila.
Antonio y Emanuel son dos genios, los demás...bueno..."Duendes del Bosque Encantado".

Un beso muy fuerte, amigo.

Uno más dijo...

María, buenos días.

Estaba seguro que todo saldría estupendo, estando tú cerca todo es alegría y paz.
Gracias por existir, muchas gracias.
Besos.

María dijo...

Gracias, muchas gracias, quien quiera que seas, gracias.
Besos

María

J.A dijo...

Un día apareció ante mí una muñeca vestida de blanco y con los ojos llenos de estrellas. Su sonrisa era la mas bonita que había visto jamás.
No deseo que desaparezcan ni las estrellas ni el cascabel de su risa.

Cuídate para que sigas creando poemas tan bonitos y sonría tu alma.
Un beso, preciosa.

J.A

María dijo...

Vale, cuidaré mi corazón, mis ojos y mi alma para no perder la sonrisa.
Seguiré escribiendo.

Un beso, J.A

Anónimo dijo...

Felicidades, María.

Hermoso recuerdo para tu amigo.
Besos