sábado, 23 de junio de 2012

Abrazados al tiempo


En la madrugada soñaba contigo
y al despertar estabas abrazado a mi.
Habías encendido velas e incienso
y un tímido rayo de sol nos miraba.
Te apreté tanto que hice daño
a mis manos cansadas,
a mis brazos sin fuerza,
a mi alma al separarme de ti.


María Arteaga


***

6 comentarios:

Jesús dijo...

Hola María! Los cuatro últimos versos son geniales, al leerlos una y otra vez, transmiten tanto, me encantan. Un abrazo.

El Sol dijo...

Yo escojo todo el poema, aunque Jesús tiene razón. Los últimos versos son una maravilla.

"En la madrugada soñaba contigo
y al despertar estabas abrazado a mi.
Habías encendido velas e incienso
y un tímido rayo de sol nos miraba.
Te apreté tanto que hice daño
a mis manos cansadas,
a mis brazos sin fuerza,
a mi alma al separarme de ti".

Besos y feliz fin de semana, niña.

Anónimo dijo...

Que bonita manera de apretar hasta hacerse uno mismo daño. Precioso

Anónimo dijo...

Cada verso es una caricia para el alma. Gracias

Uno de cerca dijo...

Ante mi escritorio leo tu poema, "hada de la huerta murciana". Y sueño con tu voz que no olvido, aunque lo pretendo sin éxito. Sé que no eres mía.

Micaela dijo...

Hola María. Me gusta tu poema, corto pero muy intenso. Directo- Besitos