domingo, 3 de abril de 2016

Cómplices













Cuando acaricias mis pies cansados,
encontramos la paz ansiada.
El silencio del salón es cómplice
cuando la vela parpadea.
Pequeños duendes nos acompañan,
se esconden entre tu risa pícara
o los gestos de mi cara.



María Arteaga


***

5 comentarios:

Anónimo dijo...


Jajaja. muy bonito para un domingo

El Sol dijo...



Hay duendes que tienen mucha suerte.

Feliz día, mi niña.

Anónimo dijo...

Muy bonito mamá, tu hija penelope

uno de cerca dijo...


Hay paz en tus poemas, murciana. me gusta

Anónimo dijo...


Bonito y cargado de una dicha que envidio. Claro, envidia sana