Como el brillo de tu mirada
Esta noche las estrellas tienen el brillo de tu mirada, me dice un amigo. Yo le pregunto ¿ Por qué? Y responde...porque brillan más, como tus ojos. Y miro al cielo, pero en la ciudad no se aprecia. Las luces anulan su esplendor, pero es bonito el cielo y la leyenda de esta noche, o mejor dicho: en la noche de San Lorenzo. Pues cuentan...que cuando una estrella se fuga o cae del infinito, es una pareja de enamorados que enlazan sus almas. ¿ Verdad que es bonito? Siempre recuerdo a mi abuela María que me contaba historias de estrellas fugaces.
Lluvia de estrellas desde mi ventana...
MNA
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7 comentarios:
Eres genial Isis.
Estrellas desde tu ventana...
No lo dudes: son tus ojos.
Yo aún pido un deseo cada vez que veo alguna estrella fugaz...
Biquiños brillantes!!!
Que bonitas son las historias de las abuelas. Siempre tienen la mezcla de la realidad, la leyenda, el cuento y la magia de la narradora.
Un beso para las abuelas.
Yo soy de las que piden deseos cuando ven una estrella fugaz, la historia de la pareja no la sabia pero como soy una soñadora me encanta.
Las abuelas son estupendas. lastima que olvidemos con tanta facilidad, !me gusta tu abuela! besicos.
Hola Isis.
Creo que no hay nada más bonito que contemplar un firmamento estrellado en una tibia noche de verano, tumbado en la playa con los brazos detrás de la nuca, como si se hubiera detenido el tiempo. Conmueve lo que cuentas de tu abuela. ¿Sabes? Ojalá pudiera recordar más historias de mis abuelas.
Por cierto, te pongo el enlace de mi, humilde y nuevo, blog.
Un saludo.
Sergio.
http://www.elalmaimpresa.blogspot.com/
Muchas gracias a todos.
Anónimos amables, Maruxiña, Espronceda, Amapola y Deusvolt...
Besos varios.
De pequeñita siempre estába con mi abuela María. En las noches de verano como ahora, bajo la parra con las uvas encendidas de un color morado, ella me contaba historias.
Son recuerdos que no olvido: mi abuela, la mecedora y su valanceo, las estrellas, la parra y sus uvas negras y yo almacenando vivencias.
Han pasado los años, pero mis abuelos están presentes en mi vida.
Los cuatro: mis abuelas María y Josefa, la primera cinco hijos, entre ellos mi padre y la segunda, andaluza y dulce, veinte que parió, entre ellos a mi madre, e incluso recuerdo a mi bisabuelo Francisco, con su cigarrillo bajo esa misma parra.
Noches de verano y mi infancia.
Más besos.
Ya sabía yo, que eres distinta para todo.
Una infancia tan bella marca para bien, por eso eres especial.
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