Acaricia mi mejilla a su paso,
susurra su nombre y
y le sigo con la mirada.
Me persigue, insiste
y desaparece.
Ahora soy yo la que le busca
en la tarde casi en penumbra.
No es el viento,
es un violín en la esquina
de la plaza solitaria.
Todo me sabe a él,
su recuerdo me acompaña
en este día extraño.
Lo mismo es que yo misma
soy aire.
Seguramente las hojas
acaparan el sonido
de esta noche de invierno.
María arteaga
***
7 comentarios:
Perdón por mi ausencia de estos días.. no me siento muy bien de ánimos.. Ya mas tranquilo me pondré al día con sus blog.. mas adelante.
Lo siento.
Un abrazo
Saludos fraternos..
Hola Adolfo.
Adelante con ese ánimo, tú me lo diste a mí en otras ocasines.
Recuerda: la vida es bella.
Un beso desde Murcia
Las caricias de viento son agradables si son brisa.
Espero que en tu camino, sea compañero de felicidad.
Bonito poema, como todos.
Un beso, niña.
¡Cómo echaba de menos tus poemas, Isis!, ¡tan bonitos como siempre!
Un besote.
P.D. Por cierto, he intentado conseguir el libro para la tertulia pero no hay manera!!!
Sencillamente bonito.
Haces poesía transparente como tú.
Un beso, Isis.
Siempre me gustó la música de violín. Y el viento.
Preciosa poesía.
Un beso.
Siempre es un placer leer cada uno de vuestros comentarios.
T.Sombra, El Sol y anónimo, muchas gracias.Besos
Adolfo: me alegro que te encuentres mejor, de todo corazón.
Ánimo y un besico desde Murcia.
Mi querido amigo Sergio.
Siempre es bonito que guste lo que escribimos con tanto cariño, en este caso, tratandose de tí, más.
Eres un buen escritor y mejor amigo.
Besos para repartir de María.
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