
En la oscuridad sería tu luz
y una sombra en verano.
Un sorbo de agua fresca
para tus labios agrietados.
La risa a carcajadas
en tu día sombrío.
Un poco de fruta a trocitos
en tu ayuno involuntario.
Un jergón de hojas verdes
para tu cuerpo cansado.
Una poza de agua limpia
para tus pies descalzos.
Unas pocas de mis lágrimas
para tus ojos de llanto.
La mano tendida y sincera
para alcanzar tu destino.
Aceite de almendras dulces
para la piel que adoro.
Tengo regalos para ti
de miel y hierbabuena,
de colores al tacto.
María Arteaga
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