Ayer fue un día muy especial, Alicia y Emanuel unieron sus destinos. Acompañados de familiares y amigos, salieron juntos de la iglesia convertidos en matrimonio, más tarde, nos obsequiaron con una comida estupenda, donde reinó la alegría y la música, acompañada de sorpresas.
María (2), además de que estaba guapísima, les entregó una "capsula del tiempo" en forma de caja maravillosa. Muchos buenos deseos y secretos ocultan esos seis lados de cartón, y mucha ilusión. Ojalá estemos todos cuando la abran.
María (2), además de que estaba guapísima, les entregó una "capsula del tiempo" en forma de caja maravillosa. Muchos buenos deseos y secretos ocultan esos seis lados de cartón, y mucha ilusión. Ojalá estemos todos cuando la abran.
Mari Carmen leyó un cuento que escribió exclusivamente para la ocasión, y yo le seguí con el poema que tanto le gusta al pianista.
***
Lo que nos da la música…
Una hoja verde quiso destacar entre todas las compañeras, no quería parecerse a ninguna de ellas.
Decidió aprender a cantar como los jilgueros que en su rama se posaban, aprovechando el viento para moverse, y buscar nuevos sonidos. Había descubierto que cuando “él” llegaba, se rompía el silencio, y podía escuchar una música dulce y melodiosa.
El mes de marzo había pasado, y con él, los vientos que la traían. También se marchó abril, dejando el tronco enmohecido por la lluvia propia del lugar donde vivía.
Intentaba la hoja verde moverse creyendo, que de esta manera el viento también lo haría, y así, podría escuchar de nuevo la música cerca de ella. Para nada le valió su hazaña, pues la lluvia se posó sobre su cara, y con tanto peso le era imposible moverse.
Le dada vueltas a su imaginación día a día, pensado como cumplir ese sueño, y llegó el mes de mayo. Las otras hojas la veían triste y no entendían cual era la razón de su melancolía.
Entre tanto la primavera resplandecía en los campos de trigo… y los pájaros comenzaban a cantar apenas amanecer, después se podía escuchar el gorgoteo de algún recién nacido que pedía a la madre comida.
Había llegado junio. Y con él un sol resplandeciente bañaba el árbol, en el que la hoja verde vivía; nunca lo conseguiré, pensaba relucida.
Se sentía mustia...y desesperada. ¿Tendría que esperar hasta el próximo año para escuchar de nuevo aquellas hermosas melodías?
Estaba en eso pensando, cuando un suave viento la volteo y se rozó sin querer con la hoja que tenía más cerca, y algo parecido a un “Do” se escuchó alrededor del frondoso árbol.
…De pronto el viento pareció enfadarse y sopló con fuerza, haciendo que todas las hojas se rozaran entre ellas.
…Y aquella hoja verde maravillada descubrió, que no solo el viento traía música hasta sus oídos, que también la amistad y roce de los compañeros… le era imprescindible para escucharla.
…Las campanas de la iglesia del pueblo cercano se pusieron a tocar acompasadas. Y las voces y los vítores de la gente lejana que llegaban hasta ella se oyeron altas y claras, ¡vivan los novios!, decían aplaudiendo y coreando, ¡vivan!
Al fondo… sonaba una bellísima música, tocada por un pianista escogido para la ocasión, era el novio de la chica, de sonrisa grande y pelo corto, la había compuesto especialmente para su enamorada.
La hoja verde quedó prendada, mientras una sutil, lluvia y mil pétalos de rosas, caían sobre el rostro de la chica anunciando un verano maravilloso. La joven miró al novio y una lágrima rodó por sus mejillas, se había cumplido un sueño, y pronto esperaba, se cumpliría dentro de ella otros sueños que anunciaría…
(Pobre hojita pensaban las amigas al verla llorar).
No sabían que lloraba de felicidad.
CARICIAS
Mi nombre en tu boca,
tus dedos en mi cabello,
tus manos en mi nuca.
Caricias.
Tu voz en mis oídos,
tu risa cerquita,
tu mirada en mis ojos.
Caricias.
Tu pensamiento y el mío,
tu esperanza y la mía,
tus deseos y los míos.
Caricias.
tus manos en mi nuca.
Caricias.
Tu voz en mis oídos,
tu risa cerquita,
tu mirada en mis ojos.
Caricias.
Tu pensamiento y el mío,
tu esperanza y la mía,
tus deseos y los míos.
Caricias.
Tus labios en mi mejilla,
tu pecho en mi espalda,
tu abrazo en mis hombros.
Caricias.
Caricias como el viento,
como la espuma del mar,
como nubes de algodón.
Tus labios en mi piel, caricias.
Caricias como el viento,
como la espuma del mar,
como nubes de algodón.
Tus labios en mi piel, caricias.
María Arteaga
3 comentarios:
Gracias por hacer que vea la "belleza" de la "vida".
Muchas gracias María por acompañarnos en ese día tan especial!
Te queremos!
Ali y Ema
Gracias a vosotros por querer compartir conmigo un día tan maravilloso, siempre os estaré agradecida por muchas razones.
Ese cariño es compartido. Besos.
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