Pobre rosa, roja pasión, verdes hojas, tallo largo. Triste en la soledad de los días festivos, compañera de esta tarde de viernes, que las dos, ella con su aroma y yo borracha aún del suyo soñamos con el próximo día.
María Arteaga
***
6 comentarios:
El Sol
dijo...
¿Triste en los días de fiesta? Unnnnnnnnnnn, eso no puede ser. Sé feliz, tienes todo lo que necesitas. Amor a espuertas...¿Recuerdas?, tú lo dijiste en una entrada anterior. Yo te creo.
Sol. Yo pienso mucho las cosas y lo que digo o escribo, no creas. A veces demasiado. Pero la poesía nace de algo más que de nosotros mismos. Es magia, son sueños...es poesía.
6 comentarios:
¿Triste en los días de fiesta? Unnnnnnnnnnn, eso no puede ser.
Sé feliz, tienes todo lo que necesitas. Amor a espuertas...¿Recuerdas?, tú lo dijiste en una entrada anterior. Yo te creo.
Besos, niña. Bonita poesía. Dos rosas.
Suelen ser los más tristes.
saludos cordiales María
Es un poema en esencia.
Sol.
Yo pienso mucho las cosas y lo que digo o escribo, no creas. A veces demasiado.
Pero la poesía nace de algo más que de nosotros mismos. Es magia, son sueños...es poesía.
Que tengas un hermoso fin de semana.
Besos
Mistal.
No me gustan los días de fiesta sin fiesta, son los peores para mi salvo en contadas ocasiones.
La poesía me ayuda y es mi amiga.
Disfruta de este fin de semana como mejor puedas, y si no encuentras la magia...sueña.
Besos
Y tu, rosa poesia
pequeña de amores tardíos
ojillos vivos de alegría,
que sufres tanto como amas.
Y tu, que clamas a la luna
que respiras poesia,
regalada a los que amamos
en silencio por las esquinas.
Y tu, pregunto en silencio
¿acompañas a la triste rosa,
que te adora por ser compañera
de horas de suspiros compartidos?
Cuidado con las espinas,
coge a la dulce compañera
de confesiones en susurro
y sal a la aurora,
que te espera el rocío
para dar vida a tu alma.
Solo tu poesía me anima el largo y amargo camino.
Un saludo, María.
¿Yo?
Me siento feliz de que mi poesía sea compañera de tus pasos.
En la esquina de la plaza
había un gitanillo,
con un canasto de rosas
frescas como el rocío.
Alargó su mano a la mia
y acarició mis sentidos,
de un amor sin espinas
limpio y tardío.
Bello como la aurora,
desinteresado y absoluto,
rosa de suave fragancia
y suspiros compartidos.
Que la alegría sostituya a la amargura.
Besos, anónimo.
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