domingo, 1 de marzo de 2009

Tarde de parchís



Maruja, la madre de mi marido, vive desde hace un tiempo en la Residencia Virgen del Valle, un geriatrico para personas con problemas mentales. Todos los sábados la visitamos, y nos llena de satisfacción el pensar que ella se sienta atendida y como en casa. Por nuestra parte, queremos que cuando Maruja ya no esté entre nosotros, al menos, saber que hemos puesto todo lo que ha estado en nuestras manos, para que haya estado cuidada hasta el último momento.


El lugar es bonito y cuenta con buenos profesionales, que cuidan a los pacientes estupendamente. Allí trabaja Ernesto, un chico genial y "buena gente". Cada tarde de sábados y domingos, se esfuerza en entretener a los residentes lo mejor que puede, dándoles lo que necesiten, aunque ellos no lo demanden.


Una tarde plantó una mesita y puso encima un parchís. Llamó a Jose y a José, y les ofreció los cubiletes azul y verde. Desde entonces, comparten aventuras de colores. Él me ha contado que se esfuerza en perder, pero que no hay manera.


Esta mañana, José me ha dicho que Ernesto ha sido la mejor persona que él ha conocido en el centro. A lo mejor, están dejando que Ernesto siempre gane para que se vaya contento a casa. A ellos, no les hace falta, son felices solo por tener a gente como este chico, que les dá el cariño que algunas veces, la vida les ha negado.

***

8 comentarios:

Nes dijo...

Hola! Acabamos de hablar por teléfono y así me he sabido protagonista de esta entrada en tu blog. Quiero agradecerte que me dediques estas líneas, y comentarte una curiosidad. El primer día cuando les animé a jugar, José decía que no, que no sabía. Ahora es él quien después de la merienda se acerca a la recepción a preguntarme: "¿Vamos?"
Es curioso como a una edad las cosas más pequeñas, los gestos que no advertimos ahora pasan a tener más valor e importancia que cualquier otra cosa, en la vida de aquellos que poco esperan ya de ésta. Un saludo y gracias por tu tiempo.

María dijo...

Siempre gracias a tí.
Es un regalo prometido, una deuda sin pago. Solo con saber que haces feliz a esas personas indefensas y que tú lo haces con agrado, es muy digno de tener en cuenta. ellos se merecen lo mejor, y tú para ellos eres lo mejor del fin de semana.

Gracias por la parte que me toca, por tu sonrisa y alegría.
Un beso agradecido.

Antonio Aguilar dijo...

Una entrada muy humana. Me ha gustado. Casi lo que perseguimos todos.

María dijo...

Gracias Antonio.Es bonito que te encuentres personas de la calidad humana de Ernesto, es justo dar las gracias por su cariño y su trato amable.Un beso.

Anónimo dijo...

Eres dulzura para todo Isis,
mereces lo mejor de la vida.

una pez payaso dijo...

Es una suerte que aquéllos que cuidan de nuestros seres queridos, lo hagan desde el corazón. Algo que no tiene precio y que aunque lo tuviera, no se podría pagar.
Gracias Nes por todos los abuelos del mundo y a ti Isis por demostrarnos que se puede confiar en las personas.
glup!

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho el contenido de lo que cuentas y la secillez que le pones a las cosas, aunque a veces sean complejas como lo es esta. Mucha gente tiene personas enfermas en este tipo de centros pero nadie lo pondria en su blog, estas cosas son las que me gustan de ti, y lo agradecida que eres con la gente. no cambies.

María dijo...

Gracias Amapola con mayúscula.
Las enfermedades exinten y a veces las tenemos cerca. Es de bien nacidos ser agradecidos, me quieres mucho, como yo a tí. Te agradezco en el alma tu cariño, intentaré no cambiar, te lo prometo.
Besicos amiga.